sabato 29 luglio 2017

Itzel alumna IESDA en Italia



En la vida debes aprender a aprovechar las oportunidades y eso fue lo que yo hice cuando me decidí viajar a Italia, con el apoyo de mis padres y de la dirección de la Universidad donde actualmente estoy estudiando la carrera en Idiomas.

Al principio tenía un poco de nervios porque en ese país debería enfrentarme a mí misma para conseguir lo que yo deseaba por ejemplo saber la dirección correcta para llegar a cualquier lugar. Cuando llegue al Aeropuerto de Fiumicino en Roma fue muy fácil salir de allí; porque yo utilicé todos los conocimientos adquiridos en mis tres años de estudio del Idioma Italiano, y así llegue a la taquilla donde compré el boleto de bus a Termini entonces comenzó mi gran aventura por la bella Italia.

En Termini pedí indicaciones de nuevo con varias personas algunos eran Italianos otros extranjeros y fue ahí donde yo me dí cuenta que si hablas su Idioma es más fácil que te ayuden en lugar de hablar Español o Inglés, al siguiente día salí del Hotel y caminé pidiendo indicaciones y utilizando un mapa que me habían regalado unos franceses hasta llegar a la Fontana di Trevi uno de los monumentos más famosos de todo Roma pasando por la Piazza de la Repubblica y otros puntos importantes, luego regrese a la estación en donde tome mi tren que me llevaría a Padova; una ciudad al norte de este país, en donde haría mis prácticas y conocería a buenas personas como las Soras Lucia y Maria que me cuidaron y me atendieron en esas semanas.

Con el comienzo del Curso Estivo en la Scuola Materna Piccole Apostole della Rendenzione,

ayude a las Soras con el cuidado de los niños, organizamos algunos juegos, las lecturas de algunos cuentos y algunas mañanas en las piscinas, realmente yo me sentía muy feliz con los niños que me enseñaron el verdadero significado de la amistad porque a pesar de sus conflictos no dejaban de sonreír, sus abrazos, sus risas y hasta sus caídas las llevo guardadas en mi corazón, por primera vez en mi vida me sentí grande al cuidar de esos pequeñitos.

En los fines de semanas y las tardes libres salía a conocer la ciudad, las iglesias, el museo o simplemente a degustar un rico helado junto con las soras, estando en la parte norte de ese país decidí conocer varias ciudades como: Venezia, Verona, Milano y Pisa en cada una de ellas me divertí, comí y me asombre con la calidad humana de los Italianos porque siempre eran muy simpáticos y me ayudaban.

Este verano me ha dejado la mejor experiencia de toda mi vida, porque cada día allá aprendí a valorar a mi familia, el dinero y la paciencia que se necesita para lograr los objetivos que te propongas; porque en esta vida todo es posible y con la ayuda de los Idiomas las puertas del mundo se abren.

Itzel López Jiménez.